Agueda Mata
"Agueda Mata"
Acrílico sobre lienzo
116 x 89 cm
2012

Águeda Mata Torres (Castejón de Sobrarbe, 1916)

Hija de labradores, de familia republicana. Su madre fallece cuando Águeda tiene tres años y su infancia queda marcada por la ausencia materna. Se casa en contra de su padre, en 1935 con un hombre viudo diez años mayor que ella y con dos hijas, miembro del Partido Socialista. Marchan a vivir a Barbastro donde su marido llega a ser el último alcalde republicano del pueblo. Al año nace Feli, su primera hija. En el verano de 1936 descubre el estallido de la Guerra Civil a través de un bombardeo fascista sobre la población civil que casi mata a su bebé.

En 1938, Águeda vive con sus suegros, cuñadas e hijos mientras su marido se encuentra en el frente. Al entrar las tropas nacionales a Barbastro, deciden marchar a Francia atravesando a pie los Pirineos. Tardan ocho días. En el trayecto han de atravesar un puente sobre el río Cinca que está a punto de ser detonado por las tropas republicanas para evitar el avance fascista. Les dicen que si cruzan el puente será bajo su responsabilidad, ya que en cuanto reciban la orden, accionarán el detonador. Cruzan a toda prisa e inmediatamente después el puente vuela por los aires. Marchan primero a Bielsa donde duermen primero en un cuarto de hotel y luego en un pajar. El día que cruzan la frontera parten a las 6 de la mañana a pie y caminan durante doce horas sobre la nieve. Águeda lleva a su hija de un año y medio tapada con una manta. Durante el camino los zapatos y las medias se queman con la nieve y ha de hacer el trayecto descalza. Llega a Francia el 7 de abril de 1938, con los pies ensangrentados. Águeda pierde la pista de su marido. Gracias a un reportaje de un periodista francés vuelve a reencontrar a su marido, que se encuentra en el campo de concentración francés de Argeles-Sur-Mer. Ambos regresan a España ante el convencimiento del marido de Águeda de la necesidad de seguir luchando en defensa de la Segunda República y se instalan en Barcelona.

En 1939 vuelven a marchar hacia Francia. El marido de Águeda entonces ha sido nombrado comisario de división. Esta segunda vez marchan en un coche que les lleva hasta un pueblo cercano a Puigcerdá donde permanecen 8 días. De allí marchan a Puigcerdá. Durante el camino sufren un bombardeo. Águeda se refugia con su hija entre unos montones de estiércol. Cruzan la frontera y llegan a La Tour de Carol, donde pasan varios días encerrados en un tren hasta que consiguen llegar a Point-saint-mar donde permanecen durante 14 meses. Allí Águeda vive con sus suegros y su hija en un cine junto a otros cien refugiados. Han de dormir en el suelo. Se les permite salir en incluso trabajar. Les dan un carnet de racionamiento para obtener alimentos, que son básicamente raspas de bacalao y medio litro de leche para los niños. Águeda tiene que aprender a montar en bicicleta para que su hija pueda tomar leche, ya que ésta la ha de obtener en un pueblo cercano. Así que Águeda viaja a dicho pueblo cada noche en bicicleta, pernocta allí, y al amanecer recoge la leche y vuelve a hacer los 18 kilómetros de trayecto en bicicleta de regreso al pueblo para alimentar a su hija.

Águeda consigue un trabajo en un hotel y puede enviarle la mayor parte del sueldo a su marido que entonces se encuentra enfermo internado en un campo de concentración. Cuando consigue salir en libertad, se reúne con su familia y se instalan todo en Narbonne. Posteriormente se trasladan a Marsella. En 1942 consiguen pasajes para viajar a México y Águeda, su marido y su hija zarpan el 14 de abril en el Marechal Lyautey rumbo a Casablanca. Los suegros y las hijastras de Águeda regresan a España. En Casablanca pasan varios días durmiendo en el vestíbulo de un hotel junto a los otros 840 pasajeros hasta que consiguen embarcar en el Nyassa. El 22 de mayo de 1942 llegan a Veracruz. Recuerda un recibimiento entrañable. En los años posteriores, muchos refugiados españoles toman por costumbre reunirse unos días de vacaciones de verano en Veracruz.

Tras pasar varios días en Veracruz, marchan a Ciudad de México donde los primeros meses viven con la ayuda del Gobierno de la República en el Exilio. El marido de Águeda monta una sastrería con otro refugiado. Águeda durante un tiempo colabora al sustento familiar trabajando como costurera o cocinando pasteles y patés.

Inscribe a su hija Feli en el Colegio Madrid, montado por republicanos exiliados. Posteriormente, durante una época con fuertes dificultades económicas, deciden sacar a Feli del colegio. Al enterarse, se presentan en casa de Águeda dos maestros y le dicen que Feli no pagaría la colegiatura, los libros ni el material escolar y además comería en el colgeio durante el tiempo que lo necesitaran.

Durante su estancia en México Águeda cae en una depresión profunda que la lleva a pasar una temporada ingresada en un centro psiquiátrico. Consigue superar la depresión a los 50 años.
Águeda da a luz en México a su segunda hija, con la que viaja a España en 1958 de visita. Vuelve a viajar a España en el 77, esta vez con su marido que por fin puede volver a ver a sus dos hijas.
A sus 96 años de edad, sigue viviendo en México.

Fuentes:

    • Entrevista a Águeda Mata, 7 de marzo 2012. México DF.
    • “El recetario de mi vida”, de Rosa María Seco Mata, Ed. Lulu.com, 2008.