Entre el 28 de enero y el 12 de febrero casi medio millón de republicanos huyen a Francia en un éxodo masivo mientras son bombardeados por los aviones franquistas.

Marchan a pie bajo la nieve con las pocas pertenencias que han podido traer.
Dejando atrás sus hogares, familias, amigos, todo.

Al pasar la frontera francesa el sueño de libertad se desvanece rápidamente. Los gendarmes franceses les detienen y les van repartiendo en campos de concentración que van improvisando en la costa francesa. Primero los campos de Argelés-sur-mer, Saint Cyprien y Barcarés, abiertos los días 5,7 y 9 de febrero, donde simplemente se ponen alambradas en la playa y se les mete dentro.  Algunos hacen agujeros en la arena para protegerse de la tramontana de febrero. Otros improvisan como pueden tiendas de campaña con mantas y palos.

Así comienza lo que para muchos fueron largos años de exilio.