Desde que empezaron a hablarnos de las crisis, hace varios años, hasta ahora hemos ido viendo cómo se nos ha ido recortando el nivel de vida y los derechos de todo tipo. A algunos, claro. Porque las élites económica y financiera han seguido enriqueciéndose más y más, a costa del trasvase económico que los gobiernos de PSOE y PP han ido llevando a cabo sin ningún pudor.
Nos han dado todo tipo de excusas: que no les quedaba más remedio, que era por nuestro bien, que si habíamos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades por aquello de haber disfrutado de una vivienda y encima haber tenido las necesidades básicas cubiertas...
Y el colmo llegó el verano de 2011 cuando en pleno agosto y en cuestión de días los dos grandes partidos neoliberales reformaron la Constitución sin consultar a la ciudadanía para dar prioridad al pago de la deuda (o sea, a los intereses de la banca) frente al resto de gastos del Estado (o sea, frente a los intereses de la ciudadanía), hipotecando así el futuro de muchas generaciones venideras.
A estas alturas ya parece asumido que lo que en principio se disfrazó de crisis no es sino una guerra de clases donde las clases poderosas van aplastando a las de abajo. Los partidos políticos y sindicatos han demostrado su ineficacia y su falta de empatía a la hora de conectar con los problemas de la ciudadanía.
En ese contexto, en 2011 surge el movimiento 15M que ha conseguido algo fundamental: despertar una conciencia política que antes no existía en buena parte de la sociedad. Y ese es un camino de no retorno.
En los últimos tiempos se ha ido formando una red de organizaciones ciudadanas, al margen de partidos políticos e instituciones, para combatir desde la calle y en distintos frentes el ataque al que se nos está sometiendo. Asambleas de barrio, de vivienda, de economía, Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Marea Verde, Blanca, Violeta...
Este proyecto pretende mostrar una parte de esa lucha que se está librando en las calles y que supone el único atisbo de esperanza para alcanzar una verdadera democracia donde pueda reinar la igualdad, la libertad y la justicia social. Y mostrarla desde el punto de vista de las mujeres que la están llevando a cabo. Porque si algún día ha de llegar algún tipo de revolución, tendrá que venir de la mano del feminismo. De otro modo, no tendrá sentido.
Javi Larrauri, marzo 2013.
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