Coral Cano
"Coral Cano"
Acrílico sobre lienzo
130 x 89 cm
2012

Coral Cano Domínguez (Madrid,  1962)

Pasa los primeros años de su vida en el barrio madrileño de Usera. Se cría en una familia de izquierdas y atea. Su padre, en esos años del franquismo, es militante comunista, su madre, una mujer atea, hija de republicanos.

Desde niña, siente una gran emoción, un gran placer por estar con las niñas. Coral es consciente desde muy pronto que siente atracción por las chicas. 

Hasta los doce años, y de manera bastante cotidiana, viste con pantalones, lleva el pelo muy corto, se come las uñas, calza botas gorila, le encantan los juguetes de los chicos, y en su casa se los regalan por Reyes.  Tiene coches, Madel-man, canicas, chapas, vaqueros, indios, y alguna muñeca para jugar a las casitas con las chicas. Coral desarrolla en estos años de infancia su propia vida, con sus gustos y su propia pluma.

A principio de los años setenta, su familia cambia de barrio y se trasladan a Moratalaz. Aprovechando esta circunstancias, Coral pasa de estudiar en un colegio inspirado en las enseñanzas de la Institución Libre de Enseñanza, en el que se siente una niña feliz, a un colegio del Opus Dei, con la peregrina idea  de “convertirla en una señorita”.

Los primeros años en este colegio, son muy difíciles. El adoctrinamiento sobre cómo debe ser una chica, que es bueno y malo, lo sufren todas las alumnas, y todavía más, algunas jóvenes, que igual que Coral, estaban muy lejos del modelo y de la vivencia, que proponen la ultracatólica institución.  La vida de Coral se va metiendo conscientemente en el armario y vivirá sus sentimientos y emociones en una gran soledad.

Termina el bachiller en Institutos públicos, donde comienza una nueva etapa en su vida, recuperando sensaciones de libertad,  al atreverse a salir del armario con sus amigas.

En 1980, a los dieciocho años tiene su primera relación con otra chica. Se enamora y por fin se siente correspondida. Son dos años llenos de felicidad y de emociones contradictorias.  Coral vive con dolor y frustración el armario, la invisibilidad y la  falta de libertad para expresar el deseo y el amor que sienten las dos, más allá de las cuatro paredes de su habitación.

La madre de esta primera novia de Coral  descubre la relación que mantienen, a través de unas cartas que se enviaban entre ellas, y amenaza con contárselo a la familia de Coral si no rompe la relación con su hija.  La amenaza nunca se cumplió. Coral cuenta que sintieron miedo y mucha presión ante aquel chantaje. Pero no dejaron de estar juntas.

Son tiempos donde el amor entre  mujeres, queda maquillado, por la explicación de “son muy buenas amigas”. La invisibilidad es total.  La vida en el armario y el ambiente es parte de la vivencia de muchas lesbianas jóvenes.

En los 80 comienza a trabajar como educadora social en Vallecas. En ese entorno toma contacto con el grupo de mujeres de Vallecas, el primer grupo de feministas que conoce y al que se vincula durante muchos años. A mediados de los años ochenta su militancia es muy activa, llega al Colectivo de Feministas Lesbianas, y se mantendrá con una importante actividad hasta casi mediados de los noventa luchando contra la discriminación de las lesbianas.

Participa activamente en la primera plataforma reivindicativa que presentan los colectivos de feministas Lesbianas del Estado español bajo el lema Lesbiana que no te discriminen, a principio de los años noventa.

Durante dos años trabaja en un proyecto de búsqueda de empleo para mujeres. Pierde este empleo por su participación en esta  campaña sobre los derechos de las lesbianas, y su militancia de feminista radical.

En los 90 marcha a Nicaragua como brigadista. Al regresar junto con otras compañeras montan un grupo de Mujeres Internacionalistas dedicado a prestar apoyo a mujeres inmigrantes.

Organiza, para participar en las primeras marchas del orgullo tal como las conocemos ahora, el grupo de LesbiKas en Vallecas, con la intención de visibilizar y reivindicar a las lesbianas, en una marcha donde los chicos gays se convierten en protagonistas.

Desde 2002 está vinculada a la Fundación Feminista Entredós, siendo Consejera desde hace dos años. Desde aquí,  desarrolla una gran parte su actividad feminista, participando en este espacio único y diferente, junto a otras muchas mujeres y muchas feministas. Coral mantiene un compromiso con las mujeres, siendo el principal motor de su vida, intentando  transformar el mundo desde el feminismo, para hacerlo más vivible para todas y todos.

En el 2006, al aprobar  en la primera legislatura del gobierno Zapatero, la Ley que permite contraer matrimonio a parejas del mismo sexo, se casa en con su novia, con la que llevaba conviviendo  más de 15 años.

Actualmente mantienen juntas un taller de artes gráficas, especializado en  temas relacionados con el género.

Fuentes:

  • Entrevista a Coral Cano. Madrid, 21 diciembre 2011.